La duración de la vida, al igual que todo lo que se refiere a la salud, es un asunto que debe ser estudiado teniendo en cuenta todo el conjunto de la carta nat al, y no sólo un factor en concreto.
Para ello será necesario analizar uno a uno los elementos más importantes de la carta natal: el ascendente y sus aspectos; los planetas salientes o angulares, si los hubiere; el estado cósmico del sol y la Luna, así como también el del planeta regente. Si se da la circunstancia de que todos estos elementos se encuentran bien aspectados, ya sea entre sí o con otros planetas, y en buen estado cósmico, entonces es muy probable que la vida sea larga y la salud buena o relativamente buena.
La casa octava de la carta naal es la que se relaciona directamente con la muerte, y nos informará del tipo de muerte que puede tener el nativo, según los planetas y signos que en ella se encuentren.
Un Sol en octava puede presagiar una muerte por infarto o una enfermedad cardíaca, pero también sugiere la posibilidad de una muerte pública o cuando el nativo se encuentre en la culminacióin de su vida. Ese fue el caso del presidente John F. Kennedy.
Marte y Plutón en octava casa casa sugiere muchas posibilidades de una muerte violenta, en una operación o a causa de una enfermedad agresiva y dolorosa, sobre todo si se encuentra afligido. Adolf Hitler tenía a Marte en esta posición, también Abraham Lincoln.
Saturno en octava puede significar una larga vida, pero también la posibilidad de enfermedades crónicas que consuman lentamente al nativo, salvo que se encuentre dignificado y bien aspectado. Esta posición la tuvo Sigmund Freud, al que he mencionado en un blog anterior, que murió y pasados los ochenta años, aunque de muerte lenta, consumido por el cáncer que padecía. Lo mismo le ocurrió a santa Teresa de Jesús, que alcanzó una edad bastante avanzada para su época.
Urano en octava favorece una muerte súbita e inesperada, y en algunos casos violenta. Abraham Lincoln y Gandhi tenía a Urano en esta posición.
El signo donde se encuentre el planeta situado en la casa octava nos informará de la enfermedad que puede llevar a la muerte, o el órgano corporal que resultará afectado. Y cuando no haya ningún planeta en la casa octava, será el signo que la ocupa el que nos informe del tipo de fallecimiento y su posible causa. Así, el rey francés Luis XVI no tenía ningún planeta en su casa octava, sino que ésta se encontraba en el violento signo de Aries. Sin embargo, ese mismo signo informaba con gran exactitud de la causa de su muerte, ya que fue guillotinado por los revolucionarios. Además, el regente de Aries, Marte, se encontraba en la casa primera, que rige la cabeza.
Finalmente, y con independencia de los planetas que ocupen la casa octava, cuando los maléficos, Marte, Saturno, Urano o Plutón se encuentren en posición angular y afligidos por numerosas disonancias, en especial si están ascendiendo o culminando, hay peligro de que la vida sea corta, o el mejor de los casos, que el nativo se halle en alguna ocasión al borde de la muerte. Ése fue el caso del gran escritor Federico García Lorca, que tenía un Saturno muy disonante culminando en su nacimiento, y que fue fusilado en plena juventud, en la guerra civil española. Plutón también lo tiene angular en el medio cielo y conjunto al Sol y opuesto a Saturno.
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